La reverencia se arrojó a las dudas,
Y un abrazo se contuvo entre alientos.
Las miradas, nutrieron ásperas al viento
Y la lujuria encalló en aguas turbias.
Dócil, sucumbió la ternura.
Fácil, se forjó la querella.
Ambos embistieron sus caderas
Y lisonjas disgregaron a la doncella.
Y un abrazo se contuvo entre alientos.
Las miradas, nutrieron ásperas al viento
Y la lujuria encalló en aguas turbias.
Dócil, sucumbió la ternura.
Fácil, se forjó la querella.
Ambos embistieron sus caderas
Y lisonjas disgregaron a la doncella.
1 comentario:
Chico de sombrero gris,
¿Cómo andas?
No sabes lo feliz que me hizo leerte Juan. Es cierto, no puedo hablar con las personas sin mirarlas, aunque sea un poco, a los ojos. Si no lo hiciera, me perdería de tanto. Me parece, si es que en tu relato no has utilizado la ficción, que a vos te sucede algo parecido.
Te cuento que llegué a casa, estoy con mucho apetito, algunas normales dudas con respecto a la carrera, cansada de algunos detalles familiares y feliz por estar viva.
Leí tu blog, sus temas abstractos pero que nos cruzan a todos. Me sentí identificada con frases tuyas, muy lindas, por ejemplo una dice algo así como que percibiste una danza del caos organizado, de personas y palomas. Genial. Me gustaron tus textos “¿Caíste en la cuenta?” y “El delirio”. Varios textos no los entendí, me gustaría que algún dí me contaras qué te llevó a escribirlos (se me escapa lo del periodismo y las entrevistas, pero antes de comenzar a estudiar la carrera, ya me sentía interesada por las biografías, no de famosos)
Es una buena idea esa de cruzarnos, quizá el destino se adelanta y nos cruza él sin precio aviso
Te mando un abrazo de oso, Juli
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