jueves, 23 de octubre de 2008

El miedo de lo que nunca está


Dada la situación, seguridad no le faltaba, es decir,
estaba segura su seguridad sobre ciertas cosas; por ejemplo:
que todo lo que se le presentaba era insuficiente,
que todo le era imperfectamente doloroso,
y que todo lo moralmente climatológico que la arrepentía,
la hacía verse como presa de un todo de nada vaporizada.
No es “segura”, por el contrario,
su “seguridad” sobre cosas que la enmarcan
como lienzos de pintura abstracta que no se han creado,
y en los que hace falta un interlocutor
para que los colores tomen un posible sentido.
¿Pero de qué estamos hablando,
qué es esta sensación de seguridad insegura,
de seguridad indeterminada,
imperfecta y lastimadora?
Esa sensación, es lo que nunca se materializa
frente al miedo de lo que nunca está.
Es el “nunca” que cautiva frente al “siempre” que desgasta y no se va.

martes, 7 de octubre de 2008

Hábitat Ideal


Un pantano nos envuelve insípidos.
La succión esconde
Al lodazal que jala de nosotros.
Somos cerdos en su hábitat ideal,
Pero que cómicamente
Sienten asco de su alimento.



Si fuera como dicen, seríamos libres, seguros, valientes, piadosos, correctos, honorables, serenos; y todo lo que creemos que es universalmente aceptado como bueno. Pero el problema es que todo eso en exceso es visto como malo, es decir, que desde una unidad de medida se mide a la moral, a saber: la maldad.

La moral solo es el producto de todo lo que podría considerarse como malo con respecto al qué hacer humano. Por otra parte, la moralidad es la propiedad de toda acción moral, esto es, de toda acción malvada.
En conclusión, la moral existe para condenar la moralidad de las acciones que ella tipifica, y para legitimar la fuente de maldad que tienen las acciones, vistiéndolas con atuendos de moralidad.

¿Por qué digo que las acciones tienen su fuente en la maldad?
Porque ante la desesperación de no encontrar un fundamento que haga posible explicar el porqué de las acciones, el hombre ha moralizado las acciones, y ha realizado la moral; en cuyo caso, se ve por tipificación, a la maldad como fundamento no reconocido de la acción, es decir, como fundamento anti-intuitivo de ésta.
Dicho fundamento anti-intuitivo es el egoísmo, que atravesado por el filtro de la moralidad es visto como malo.

Finalmente, lo que se dijo al principio queda demostrado por lo siguiente:
¿Qué hombre es absolutamente libre, seguro, valiente, piadoso?
Si efectivamente hay algún hombre así, mírenlo bien; es el último hombre, el último traidor.